El Dr Jekyll y Mr Hyde

“En cada uno de nosotros, dos naturalezas están en guerra…”

-Robert L Stevenson

 

“El extraño caso del Dr Jekyll y Mr Hyde” es una obra maestra del escritor Robert L. Stevenson, una obra literaria clásica inglesa. Te recomiendo que te lo leas (en English, of course).

Trata sobre un médico, el Dr Jekyll, que de vez en cuando se toma una poción y se convierte en Mr Hyde, un violento criminal.

Es una metáfora sobre la dualidad de nuestros pensamientos, pues en todos nosotros, el “bien” y el “mal” están íntimamente unidos y son las dos caras  de la misma moneda.

Del mismo modo, en biología muchas cosas tienen dos caras y pocas son absolutamente buenas o absolutamente malas.

Como es el caso de la inflamación.

Por una parte, la inflamación es necesaria parea que, ante un agresión, tu cuerpo se defienda limpiando los tejidos dañados, eliminando bacterias y activando los mecanismos naturales de curación.

Es como si tu cuerpo pidiera ayuda al “ejército” para que lo defiendiera.

Bueno, pues … ¿qué sucede cuando la inflamación se descontrola y los neutrófilos y linfocitos, estos soldados que eliminan la agresión, no se retiran y siguen limpiando y destruyendo tejido dañado?

Pues que también destruyen tejido sano y empiezan a cometer otras tropelías, como mercenarios que saquearan el territorio conquistado.

De este modo, cuando te haces una lesión, al principio la inflamación es buena, y forma parte de la fase inicial de curación, pues es necesario que los macrófagos se coman el tejido dañado para que el sano pueda crecer. Pero si la inflamación se prolonga y los macrófagos destructores se mantienen en la lesión, se daña el cartílago, el músculo o los tendones, provocando el deterioro y la artrosis.

En cambio, si los macrófagos se transforman en macrófagos “constructores” (Macrófagos tipo 2, a partir de sus células precursoras), se formará tejido sano.

Pero hay más: la inflamación crónica está detrás de enfermedades crónicas que terminan debilitándonos e incluso matándonos: cáncer, diabetes, obesidad, arterioesclerosis…

En las placas de arterioesclerosis se han encontrado macrófagos de los malos, en los cristales de colesterol, que producen inflamación. Estas placas puedes terminar obstruyendo las arterias, y provocar infartos o ictus.

Vamos, que si te comes un poco de panceta no vas a provocar el Armaggedon, pero, tocinito a tocinito, las arterias se van cerrando un  poquito…

En cuanto a los tumores, estos lesionan los tejidos sanos, provocando inflamación y crecimiento  de nuevos vasos sanguíneos, ayudando a que el tumor se expanda.

Aunque es una mutación genética la que inicia que una célula sea cancerosa, es la inflamación en los tejidos circundantes la que las propaga.

 

En cuanto a la obesidad, no está todavía claro cómo la inflamación la favorece, pero se  sabe que lo hace, y los marcadores de inflamación se encuentran elevados en personas obesas.

 

También se ha comprobado que los tratamientos biológicos que bloquean la inflamación (en concreto la Interleuquina 1) pueden ser útiles para tratar la diabetes, y se están desarrollando nuevos fármacos para tratarla.

 

Qué podemos aprender de todo esto:

-Tenemos  que evitar eliminar completamente la inflamación tras una lesión, al principio. Un poco de hielo está bien, pero atiborrarse a Ibuprofeno tras un esguince o una lesión muscular no hará que cure mejor, sino todo lo contrario.

-Hay que evitar la inflamación crónica que se produce con alimentos fritos y azucarados. No sólo te  engordan, sino que  también te destruyen a través de la inflamación crónica.

En cambio, tomar dieta anti-inflamatoria rica en alimentos naturales y verduras hará que vivas más…y además se te hará más largo.

 

Bueno, joven, si eres más de ver pelis que de leer literatura clásica inglesa puedes ver  “El profesor chiflado”, de 1963, con el gran Jerry Lewis, inspirada en la novela del Dr Jekyll.

Ni se te ocurra ver la versión de Eddie Murphy, que es una auténtica basura.

Te lo advertí.

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