“Somos arquitectos de nuestro propio destino”
Albert Einstein
La Inteligencia Artificial avanza tan rápido que cada vez nos cuesta más a los humanos adaptarnos a ella.
De hecho, según la Ley de Moore, la capacidad computacional se duplica cada 2 años. Y eso es una barbaridad.
Y esto tiene sus ventajas:
Imagina: dentro de poco tu médico podrá consultar una base de datos de tu Historia Clínica procesada por Inteligencia Artificial que acierte con una precisión asombrosa cuál es tu problema según los síntomas y la exploración que presentes y tus antecedentes.
¿O dejará de ser necesario el médico y será sólo la Inteligencia Artificial la que lo haga?
La gran ventaja de la Inteligencia Artificial es que cuanta con los conocimientos acumulados de toda la historia de la Humanidad y la capacidad de cruzar y procesar los datos de millones de ordenadores conectados entre sí en la red.
Un solo médico es difícil que pueda competir contra los conocimientos de toda la Historia Médica, actualizados de forma instantánea y aplicados a tus datos personales de salud por miles de ordenadores interconectados.
En 1997, el ordenador Deep Blue derrotó a Kasparov jugando al ajedrez. Posteriormente se crearon equipos mixtos de ordenadores-humanos llamados “centauros” que jugaban al ajedrez mejor que los humanos o que las máquinas por separado.
De hecho, la Medicina actual ya se basa en la colaboración de humanos con la inteligencia artificial. Estaríamos en la etapa de “equipos centauros”.
Pero en ajedrez ya existen sistemas informáticos de aprendizaje artifical (sistema Alfa Zero de Google), que ha aprendido a jugar al ajedrez en solo 4 horas y gana a todo lo inventado anteriormente.
Lo mismo pasará en Medicina.
Y esto hará que muchas personas del tercer mundo que no tiene recursos para acceder a un médico pero seguro que tienen un móvil con conexión a internet puedan tener acceso a asistencia sanitaria.
Maravilloso.
Bueno, pero los médicos tenemos la ventaja de poder comprender las emociones de los pacientes(¿?).
Pero esto también se puede aprender por una máquina: las emociones son patrones de gestos, miradas, tonos de voz.. combinados con la secreción de neurotransmisores: Dopamina, Serotonina…), que pueden ser
Aprendidos
Mejorados
Aplicados
Manipulados
Por Inteligencia Artificial.
¿Y la Cirugía?
¿Podrá un robot moverse con la precisión, fluidez, coordinación visual-cinestésica y tacto que requiere la Cirugía?
Pues esto es como hacer Tai-Chi o mover las caderas bailando bachata: tan difícil de aprender para una máquina como para un señor de Soria. Dicen que algunos ya lo han conseguido.
Además, con los sensores biométricos que se están desarrollando mandaremos información en tiempo real sobre nuestro electrocardiograma, valores de hormonas en sangre, presión arterial, marcadores tumorales… de forma constante a la red, de forma que se podrán diagnosticar y tratar las enfermedades ¡antes de que aparezcan los síntomas!.
Así que es cuestión de tiempo. Genial, ¿verdad?
Ahora es cuando viene la parte negativa, todo tiene su reverso tenebroso:
Por una parte, para que el algoritmo sea eficaz debe conocerlo TODO de ti.
TODOOOOOO.
Lo que le quieras contar al algoritmo; y lo que no le cuentas ni a tu marido, también.
Pues la información la obtendrá de tus conversaciones, de sensores biométricos que podrán detectar secreciones hormonales, variaciones de tus pupilas… ante determinados estímulos, y puede que hasta leerte el pensamiento.
Ahora para y PIENSA un momento:
Si tuvieras que elegir entre privacidad y salud, ¿Qué elegirás?
¿Y para tus hijos?
¿Crees de verdad que podrás elegir?
Y otra cosilla sin importancia:
Cuando la Inteligencia Artificial sea miles, millones de veces superior a la de los humanos (recuerda la Ley de Mooore), y aplicando la Ley de la Selección Natural, que dice que para perpeturase lo que ha de hacer es adaptarse y mejorar,
Cuando los humanos seamos solo unos seres insignificantes con una inteligencia parecida proporcionalmente a la de un gusanito para la Gran Superinteligencia Artificial…
Seguro que nos cuida, porque nos respetará como sus antecesores en la Tierra, (igual que nosotros respetamos a los Trilobites).
Vamos, que dan ganas de esconderse en una cueva y prepararse para el fin de nuestro mundo almacenando munición, víveres y papel higiénico (camino de la extinción, pero con el culito bien limpio).
Bueno, pero eso será en un futuro muy lejano… ¿o no tanto?
De hecho, nadie te puede asegurar que estas palabras las esté escribiendo un humano o sea un robot programado por Facebook mientras está valorando la dilatación de tus pupilas…
Sayonara, baby.
Bueno, si quieres que te atienda un traumatólogo humano con un discutible sentido del humor pero con un gran respeto para tu intimidad, llama al
950 047 125
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