“Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos” (Eduardo Galeano).
“Ponte recta”, te decía tu abuela cuando eras adolescente.
Y tenía razón.
Una posición mantenida moldea el cuerpo: los discos de la columna vertebral, la tensión de los tendones, la longitud de los ligamentos, la angulación de los huesos… y hace que, al final, adoptes esa posición permenentemente.
Es por eso que los traumatólogos y los rehabilitadores utilizamos ortesis: corsés, rodilleras… y los fisios utilizan tiras adhesivas de colores para tensar unas partes del cuerpo y elongar o estirar otras. (Lo de los colores tiene también su ciencia, según los japoneses, otro día te lo cuento).
Es por eso que el símbolo de la traumatología es el “árbol de Andry” desde el siglo XVII: un árbol atado a una estaca que lo endereza.
Por esta razón, es tan importante que mantengas una postura correcta, día a día, y, si puedes, hagas Pilates.
Bueno, joven, pues pasa lo mismo con la mente: si adoptas permanentemente una percepción negativa, pronto todo te parecerá malo.
Si ves demasiadas noticias, tu ánimo se volverá pesimista. Si estás mucho en redes sociales, tu mente será ansiosa.
Pero si te centras en pensamientos positivos, felices, estos te iluminarán.
TÚ tienes el dominio sobre tuis pensamientos: guíalos o te controlarán a ti.
Tus pensamientos serán cadenas o serán alas, tú decides.
Ahora sonríe, joven, y piensa en algo que te haga feliz…