La vida es muy dura, joven. Lo sabes de sobra.
Desde que nacemos, todo es una lucha.
Peleamos como especie y como individuos por nuestra supervivencia.
Puede que ahora tú estés luchando contra una enfermedad, o recuperándote de
una lesión.
Para vencer la batalla,
para poder luchar por tu meta y conseguir tu objetivo de volver a estar saludable o,
al menos, poder seguir tirando…
Necesitas lo que los ejércitos necesitan para ganar una guerra:
Disciplina, fortaleza, valor, lucidez y sacrificio.
Y dejar a un lado lo que te hace débil: desorden, exceso de confianza, imprudencia,
cobardía.
Todas estas cosas pueden hacer que pierdas la batalla o, lo que es aún peor, que te
rindas.
Porque recuerda siempre:
No has perdido hasta que dejas de intentarlo.