¿Sientes tristeza?

Dicen que mañana es el día más triste del año; el “Blue Monday”:

Ya sabes: la “cuesta de Enero”, la resaca de las Navidades, en las que todo era alegría y celebración, la vuelta al trabajo, esos kilitos de más, que tanto cuesta soltar…

Así que he decidido  enviar a mis pacientes:

Un mensaje de esperanza y motivación para quienes enfrentan artrosis o lesiones

(He estado en una charla de Victor Kuppers sobre la psicología positiva, espero que sirva para algo).

Hay desgracias en la vida que nos sumen en la tristeza (la muerte de in ser querido, un despido laboral, un diagnóstico de cáncer, una ruptura amorosa con hijos de por medio), para los cuales probablemente necesitemos la ayuda de un psicólogo.

Pero el resto de cosas en la vida por las que nos angustiamos son sólo piedras en el camino, la mayor parte irrelevantes si las vemos con perspectiva.

Afrontar la artrosis o superar una lesión puede sentirse como un desafío constante pero, nuestras emociones y circunstancias NO determinan por completo nuestro bienestar.

Lo importante es cómo elegimos enfrentar estas situaciones, encontrando propósito y fortaleza incluso en los días más oscuros.

Acepta el proceso y confía en tu resiliencia

La ciencia nos enseña que todas las emociones, incluso aquellas que asociamos con momentos difíciles, como la tristeza, tienen un propósito. Estas emociones pueden ser un puente hacia una comprensión más profunda de nosotros mismos y hacia nuestra propia adaptación a los retos de la vida.

 De hecho, superar las adversidades puede ayudarnos a crecer y descubrir un equilibrio emocional más sólido.

Barbara Ehrenreich, autora de Sonríe o muere: la trampa del pensamiento positivo, advierte que el optimismo excesivo no debe cegarnos a la realidad. Aceptar los desafíos con serenidad, sin culparnos por lo que no está en nuestras manos cambiar, es un acto de fuerza. Reconoce que vivir con artrosis o una lesión implica ajustes, pero también nuevas oportunidades para reinventarte y cuidar tu bienestar.

El poder de los pequeños pasos

Daniel Gilbert, autor de Stumbling on Happiness, destaca nuestra asombrosa capacidad de adaptación. Incluso tras experiencias difíciles, como lesiones importantes, podemos encontrar formas de estabilizar nuestra felicidad.

Esto significa que, aunque los días difíciles lleguen, tienes la capacidad de construir un estado de ánimo positivo a través de acciones concretas:

  • Conexiones sociales: Rodéate de personas que te inspiren y te apoyen. La compañía y las relaciones significativas son un poderoso antídoto contra el aislamiento y un motor de motivación para seguir adelante.
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  • Movimiento adaptado: Ejercicios suaves, como caminar, practicar yoga o incluso movimientos simples que te recomiende tu especialista, estimulan la liberación de endorfinas, las “hormonas de la felicidad”.
  • Práctica de la gratitud: Toma unos minutos cada día para reconocer tres cosas por las que te sientas agradecido. Este hábito puede ayudarte a reprogramar tu perspectiva hacia una más positiva y optimista.
  • Exposición a la luz natural y una dieta equilibrada: Pasar tiempo al aire libre y consumir frutas y verduras frescas puede influir significativamente en tu estado de ánimo y tu recuperación.

Acepta tu camino y redefine la felicidad

Como dijo Viktor Frankl en El hombre en busca de sentido, la felicidad no se persigue directamente, sino que se encuentra como un efecto secundario de dedicarnos a algo que nos inspire.

Más allá de los dolores o limitaciones que la artrosis o las lesiones puedan imponer, busca aquello que dé sentido a tus días: un pasatiempo, una conexión, un objetivo a corto plazo. Incluso en los momentos de dolor, puedes encontrar motivos para avanzar y transformar tu experiencia.

Recuerda, tu historia no está definida por los momentos difíciles, sino por cómo eliges enfrentarlos

La felicidad no es un destino permanente, sino un estado dinámico que construimos a través de nuestras decisiones diarias.

Cada paso que das, por pequeño que parezca, es un testimonio de tu fuerza. Confía en que este camino, aunque lleno de desafíos, también está repleto de oportunidades para crecer y redescubrir lo que te hace sentir vivo.

¡Ánimo, joven!

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