“El futuro no está escrito. No hay más destino que el que hacemos nosotros mismos.”
-John Connor. Terminator 2.
La epigenética se centra en cómo ciertos comportamientos y factores ambientales pueden causar cambios que afectan la forma en que se comportan nuestros genes.
Estos cambios no alteran la secuencia del ADN, pero sí pueden cambiar la actividad de los genes.
Imagina que tus genes son como una receta de cocina en un libro.: La epigenética no cambia las instrucciones de la receta (la secuencia de ADN), pero puede poner notas adhesivas en el libro de recetas diciendo “usa menos azúcar” o “cocina a fuego lento”.
Estas notas no cambian la receta original, pero sí alteran cómo se cocina el plato.
Ejemplos de cómo la epigenética afecta la vida diaria:
1. Nutrición: Lo que comes puede afectar la epigenética. Por ejemplo, alimentos ricos en ciertos nutrientes pueden activar o desactivar genes relacionados con el riesgo de enfermedades.
2. Ejercicio: La actividad física también puede influir en la epigenética. El ejercicio regular puede “encender” genes que ayudan en la quema de grasa o en la mejora del metabolismo.
3. Estrés y Ambiente: El estrés prolongado puede tener un efecto epigenético, posiblemente “apagando” genes que nos ayudarían a manejar el estrés. Igualmente, la exposición a contaminantes puede alterar la epigenética.
4. Enfermedades: Algunas enfermedades, como el cáncer, pueden estar influenciadas por cambios epigenéticos. Por ejemplo, ciertos cambios pueden “apagar” genes que normalmente ayudarían a prevenir el crecimiento del cáncer.
Transmisión a Futuras Generaciones:
Un aspecto fascinante de la epigenética es que algunos de estos cambios pueden transmitirse a tus hijos.
Por ejemplo, si te alimentas de una manera saludable o te expones a ciertos ambientes, estos pueden influir en la forma en que se activan o desactivan los genes de tus hijos.
No te conformes con lo que te ha tocado en la “lotería genética”, y haz lo que esté en tu mano para vivir de forma saludable y que tus futuros hijos puedan beneficiarse de ello.
Si te has criado en una cultura católica, no tendrás muchos problemas en “pedir perdón” por los errores pasados y comenzar de nuevo una vida lo más saludable posible.
Si eres protestante y te han inculcado que ya está determinado quienes son los que se “salvarán”, te costará un poco más.
Si crees que todo es “voluntad de Dios”, y no tienes responsasbilidad sobre tus actos, no sé si vivirás más feliz, pero probablemente vivirás menos…
Huye del determinismo.