Si visitas la Capilla Sixtina en el Vaticano, quizá te fijes en una figura de una señora con brazos fibrosos y fuertes pero rostro avejentado, lleno de arrugas y que de expresión angustiosa.
El gran Miguel Ángel se lo trabajó muy bien, aunque renegaba de su obra maestra, llena de secretos.
Resulta que los antiguos griegos, cuando tenían que emprender algo importante, recurrían al oráculo de Delfos, donde unos seres mitológicos en forma de mujeres. Las Sibilas, les guiaban sobre qué camino tomar, con sus predicciones.
El caso es que estas predicciones no eran instrucciones exactas, sino que eran bastante difíciles de interpretar, bastante enigmáticas
Por eso, la palabra “sibilina”, que viene de Sibila, en español se refiere a algo que tiene significados ocultos.
Por ejemplo:
En una ocasión, el rey Creso preguntó a las sibilas sobre la guerra con el persa Ciro, y las sibilas respondieron : “Destruirás un gran imperio”.
Y vaya si lo destruyó
Destruyó el suyo propio, y fue vencido y hecho prisionero.
Qué graciosas, las sibilas.
Pero los dioses griegos también tenían un gran sentido del humor: una de las sibilas: Cumana, le pidió al dios Apolo la inmortalidad, y Apolo se la concedió, pero, a cambio, dejó que envejeciera y sufriera consumiéndose sin morir hasta que la encerraron en un frasco, suplicando a todo el que pasara por su lado: “deseo morir”.
La sibila que pintó Miguel Ángel es Cumana, enfadada porque vivía eternamente , pero envejeciendo y sufriendo.
Es lo que les ocurre a muchos de nuestros mayores, que viven más de 90 años, pero sin fuerza, sin vitalidad, con grandes sufrimientos y a veces sin memoria.
Es lo que les ofrece la Medicina moderna: un largo sufrimiento.
¿De qué nos sirve ser uno de los países más longevos, si lo que se alarga es la vida, pero no la juventud?.
Por cierto, los médicos de la antigua Grecia también acudían a las Sibilas para hacer sus diagnósticos. Ahora los pacientes buscan en Google o en ChatGPT, los nuevos oráculos de Delfos.
Pero cuidado, no nos vaya a pasar como al rey Creso que destruyó su imperio o a la sibila Cumana, que encontraron la desgracia en su afán de gloria y eternidad.


