Si crees que tienes lo mismo que tu vecino…

“Para el que tiene un martillo en la mano, todo son clavos”

                -Abraham Maslow.

Según los antiguos griegos, había una hospedería cerca de Atenas frecuentada por viajeros, en la que el dueño, llamado Procusto (llamado “el estirador”),  tenía una curiosa costumbre que te va a poner los pelos de punta:

Después de darles bien de comer y de beber y de hacer que se sintieran bien a gustito y confiados, invitaba sus huéspedes  a pasar la noche en una cama muy especial…

En realidad la cama era una cama normal, de tamaño medio, así que el que encajaba bien en ella no tendría problema, pero:

-Al que era demasiado bajo, lo alargaba, estirándolo con correas, luxándole las articulaciones y rompiendo sus tedones y músculos, que chirriaban como las bisagras de una vieja puerta,  para que cupeira exactamente en la cama.

-Al que era demasiado alto, le iba cortando en trocitos con su hacha bien afilada, hasta que encajaba. (Creo que no usaba anestesia).

No sé cómo no han hecho todavía una película de terror sobre el tema.

Al final de cuento cómo termina.

Pues hay algún traumatólogo por ahí que actúa igual que Procusto:

Más de uno.

Desconfía del que sea especialista en un sólo tratamiento, pues te lo va a intentar aplicar, tengas lo que tengas.

Sea cual sea tu problema.

El que es especialista sólo  en prótesis que es la solución para cualquier problema, y que suele tener un nombre extraño que te va a sonar  como algo de la NASA, algo así  como una “prótesis multiarticular reforzada con resurfacing con nanoteclología bicapa”, si sólo sabe hacer eso, te la va a poner, aunque tengas problemas de próstata.

O lo que es más frecuente todavía, el quien es especialista en “PRP: factores de crecimiento como los que se pone el rey”, te los va a poner, aunque lo que necesites sea la prótesis, y ponerte factores de crecimiento sólo sirva para hacerte perder el tiempo y el dinero.

Luego dirán los pacientes que “ese tratamiento no funciona”.

El problema es que estaba mal indicado.

Cada paciente es único, y el traumatólogo debe adaptar, debe individualizar, debe “hacerle un traje a medida” al paciente para resolver su problema particular.

Porque no hay 2 pacientes iguales.

Siempre, siempre, pregunta a tu traumatólogo cuáles son las alternativas al tratamiento que te propone, sus ventajas y sus inconvenientes.

Siempre pide una segunda opinión.

…O terminarás en el lecho de Procusto.

P.D. El final del cuento: resulta que Teseo, el mítico héroe que al final terminaría matando al minotauro, fue a pasar una nochecita al hostal de Procusto.

Y fue Teseo quién puso a Procusto en su cama, y lo decapitó.

Con su hacha bien afilada, sin anestesia.

Para el que tiene un martillo en la mano, todo son clavos.