La tendinitis es una de esas molestias que parecen pequeñas al principio, pero que pueden convertirse en un verdadero problema si no se les presta atención. Suele aparecer cuando realizamos movimientos repetitivos o esfuerzos que sobrecargan la zona. ¿El resultado? Dolor, rigidez y limitación para hacer actividades que antes parecían sencillas.
Prevenir la tendinitis es mucho más sencillo que tener que tratarla una vez aparece.
Adoptar ciertos hábitos en nuestro día a día, cuidar la postura y prestar atención a las señales que nos da el cuerpo son clave para mantener nuestros tendones sanos. No hace falta ser deportista de élite para que esto nos afecte: cualquiera que realice actividades repetitivas, ya sea en el trabajo, en casa o durante el deporte, puede desarrollarla.
Descubre qué puedes hacer para reducir el riesgo de sufrir tendinitis y mantener tus articulaciones y músculos en buen estado. Desde consejos prácticos hasta pequeños cambios en tu rutina. Cuidar tus tendones hoy es garantizar tu movimiento mañana.
Índice del post:
¿Qué es la tendinitis y por qué aparece?
La tendinitis es la inflamación o irritación de un tendón, la estructura que conecta el músculo con el hueso y permite el movimiento de las articulaciones. Cuando esta zona se inflama, puede generar dolor, sensibilidad y dificultad para mover la articulación afectada.
Este problema suele aparecer por la sobrecarga o uso repetitivo de un tendón, especialmente en actividades que implican movimientos constantes o esfuerzos intensos. También puede estar relacionado con una mala postura, gestos deportivos inadecuados, falta de calentamiento antes de la actividad física y con el envejecimiento de los tejidos.
Ciertos factores como la falta de descanso, el uso de calzado inadecuado o algunas enfermedades (como artritis y diabetes) pueden aumentar el riesgo de sufrir tendinitis.
Principales factores de riesgo
La tendinitis puede afectar a cualquier persona, pero ciertos factores aumentan la probabilidad de desarrollarla. Conocerlos es clave para prevenirla y cuidar nuestras articulaciones. Entre los más comunes se encuentran:
- Movimientos repetitivos: actividades que implican movimientos continuos de la misma articulación, como escribir en el teclado, usar herramientas manuales o practicar deportes específicos, incrementan la tensión sobre los tendones.
- Sobrecarga muscular: levantar peso excesivo o realizar ejercicios sin la técnica adecuada puede generar microlesiones en los tendones, favoreciendo la inflamación.
- Edad: a medida que envejecemos, los tendones pierden elasticidad y resistencia, lo que los hace más vulnerables a lesiones.
- Falta de calentamiento o estiramiento: saltarse el calentamiento antes del ejercicio o no realizar estiramientos adecuados puede aumentar el riesgo de sufrir tendinitis.
- Factores médicos: enfermedades como la diabetes o problemas de tiroides pueden afectar la salud de los tendones, haciéndolos más propensos a inflamarse.
Identificar estos factores de riesgo permite adoptar hábitos preventivos, reducir el impacto de la tendinitis y mantener nuestras articulaciones en buen estado.
Cómo prevenir la tendinitis con 6 estrategias
Prevenir la tendinitis es posible adoptando hábitos sencillos que protejan nuestros tendones y articulaciones. Algunas medidas clave incluyen:
1. Realizar calentamiento y estiramientos
Antes de cualquier actividad física o laboral que implique movimientos repetitivos, dedica unos minutos a calentar y estirar los músculos y tendones involucrados. Esto aumenta la flexibilidad y reduce el riesgo de lesiones.
2. Evitar la sobrecarga
No realices movimientos bruscos o levantamientos excesivos sin la técnica correcta. Distribuir el esfuerzo y respetar los límites de tu cuerpo ayuda a mantener los tendones saludables.
3. Alternar tareas y posturas
Si trabajas con movimientos repetitivos, haz pausas frecuentes y cambia de postura para no sobrecargar los mismos tendones de manera continua.
4. Fortalecer los músculos
Un programa de fortalecimiento muscular adecuado mejora la resistencia de los tendones y disminuye la probabilidad de inflamación.
5. Cuidar la ergonomía
Ajustar la altura de la silla, teclado o herramientas, y usar calzado y equipamiento adecuados, reduce la tensión innecesaria sobre las articulaciones.
6. Atender factores médicos
Controlar enfermedades como la diabetes y mantener hábitos de vida saludables también ayuda a prevenir problemas en los tendones.
Con estos hábitos, es posible reducir significativamente el riesgo de tendinitis y mantener un estilo de vida activo y saludable sin dolor.
Ergonomía y cuidados para evitar sobrecargas
La ergonomía juega un papel fundamental en la prevención de la tendinitis. Adaptar tu espacio de trabajo y los hábitos diarios reduce la tensión en tendones y músculos, disminuyendo el riesgo de inflamaciones.
Asegúrate de que tu postura sea correcta: mantén la espalda recta, los hombros relajados y los brazos cerca del cuerpo, evitando posiciones forzadas durante largos periodos.
En el entorno laboral, ajusta la altura de la silla, el escritorio y la pantalla para que tu cuerpo esté alineado. En actividades que impliquen repetición de movimientos, como escribir, usar herramientas manuales o practicar deportes, es esencial alternar tareas y descansar periódicamente. Las pausas breves de estiramiento cada hora ayudan a aliviar la presión acumulada sobre los tendones.
El uso de soportes ergonómicos también puede ser de gran ayuda. Reposamuñecas, teclados ajustables, calzado adecuado o protectores de articulaciones reducen la sobrecarga y favorecen un movimiento más natural.
Cuándo acudir al traumatólogo
Aunque la tendinitis suele mejorar con reposo y cuidados en casa, hay situaciones en las que es importante acudir al traumatólogo para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado. Debes considerar la visita si:
- El dolor persiste más de una semana a pesar de tomar reposo y medidas básicas de cuidado.
- Experimentas hinchazón, enrojecimiento o calor en la zona afectada.
- La movilidad de la articulación está limitada o se siente inestable.
- Se producen episodios de dolor intenso que dificultan las actividades cotidianas.
- Has sufrido un golpe, caída o lesión que pueda haber provocado daño en tendones o articulaciones.
El traumatólogo puede evaluar la gravedad de la lesión mediante exploración física y pruebas de imagen, además de prescribir tratamientos específicos como fisioterapia, medicación antiinflamatoria o, en casos más graves, procedimientos intervencionistas o tratamientos con Medicina Regenerativa (Factores de Crecimiento, Citoquinas o Células Madre Mesenquimales), que pueden evitar una cirugía y permiten una recuperación óptima en el menor tiempo posible.
Consultar a tiempo ayuda a evitar complicaciones y favorece una recuperación más rápida y segura. Escuchar a tu cuerpo es clave: cualquier molestia persistente requiere atención temprana para evitar que una pequeña inflamación evolucione a tendinitis crónica.
La tendinitis es una inflamación de los tendones que puede afectar seriamente nuestra movilidad si no se previene a tiempo. Conocer qué es y cómo prevenir la tendinitis nos permite identificar los factores de riesgo y actuar antes de que el problema se agrave. Estar atentos a las señales de nuestro cuerpo es el primer paso para cuidarnos.
Aplicar estrategias de prevención, desde ejercicios adecuados hasta estiramientos, puede marcar la diferencia en nuestra salud articular. Mantener una buena postura en el trabajo y en las actividades diarias ayuda a reducir la sobrecarga en tendones y articulaciones. Estos hábitos simples, pero constantes, son clave para evitar molestias futuras.
Finalmente, no debemos subestimar el papel del especialista. Acudir al traumatólogo ante un dolor persistente o inflamación asegura un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado. Con prevención, conciencia corporal y atención profesional, es posible mantener nuestros tendones fuertes y funcionales, evitando que la tendinitis limite nuestro día a día.