La artrosis es una de esas molestias que, con el tiempo, puede terminar afectando seriamente nuestra calidad de vida. Aunque solemos pensar que solo aparece con la edad, lo cierto es que hay muchos factores que influyen en su desarrollo, y no todos están fuera de nuestro control.
Lo bueno es que hay formas de prevenirla o, al menos, retrasar su aparición. Desde mantener un peso saludable hasta elegir bien el tipo de ejercicio que hacemos. Pequeños cambios en nuestro día a día pueden marcar una gran diferencia en la salud de nuestras articulaciones.
En este artículo, te voy a contar de manera sencilla qué puedes hacer para cuidar tus articulaciones desde hoy. No se trata de hacer grandes sacrificios, sino de tomar decisiones más conscientes que te ayuden a moverte sin dolor durante muchos años.
Índice del post:
¿Qué es la artrosis?
La artrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones que se produce cuando el cartílago (ese tejido que recubre los extremos de los huesos) se desgasta. Al perder esa capa protectora, los huesos comienzan a rozarse entre sí, lo que genera dolor, rigidez y dificultad para moverse.
Aunque puede afectar a cualquier articulación, es más común en las rodillas, caderas, manos y columna. La artrosis avanza de forma lenta, y sus síntomas suelen empeorar con los años si no se detecta ni se trata a tiempo.
No se trata solo de “algo propio de la edad”. Hay factores como el sobrepeso, ciertas lesiones, la genética o el tipo de actividad física que pueden favorecer su aparición. Por eso, conocerla es el primer paso para prevenirla.
Tipos de artrosis
Aunque solemos hablar de artrosis como si solo hubiera una, existen distintos tipos según la articulación afectada. Conocerlos ayuda a identificar los síntomas y aplicar medidas preventivas más específicas.
- Artrosis de rodilla: es una de las más frecuentes, especialmente a partir de los 50 años. Suele estar relacionada con el sobrepeso o con trabajos que implican esfuerzo físico constante. Provoca dolor, inflamación y dificultad para caminar o subir escaleras.
- Artrosis de cadera: afecta la movilidad y puede generar dolor al caminar, al levantarse o incluso en reposo. Es común en personas mayores, pero también puede aparecer en adultos con antecedentes de displasia o lesiones previas.
- Artrosis de manos: tiene un componente genético importante y aparece con mayor frecuencia en mujeres, sobre todo después de la menopausia. Se manifiesta con rigidez, dolor y deformación en los dedos.
- Artrosis cervical y lumbar: afecta la columna vertebral, ya sea en la zona del cuello (cervical) o la zona baja de la espalda (lumbar). Puede causar rigidez, molestias al girar el cuello, dolor irradiado a brazos o piernas y, en casos más avanzados, compresión nerviosa.
Cada tipo de artrosis tiene sus particularidades, pero en todos los casos un diagnóstico temprano y buenos hábitos pueden marcar la diferencia en la calidad de vida.
Elementos que aumentan la probabilidad de tener artrosis
La artrosis no aparece de un día para el otro. Es el resultado de un proceso progresivo en el que intervienen distintos factores que, poco a poco, desgastan el cartílago que recubre nuestras articulaciones.
Aunque no siempre se puede evitar por completo, sí es posible reducir el riesgo si identificamos qué elementos influyen en su aparición. Algunos de estos factores tienen que ver con el estilo de vida, otros con la genética o con lesiones previas.
Conocerlos nos ayuda a tomar decisiones más saludables y a cuidar mejor nuestras articulaciones, especialmente a partir de los 50 años, cuando es más común que empiecen a aparecer los primeros síntomas.
A continuación, te comparto los principales elementos que aumentan la probabilidad de desarrollar artrosis:
- Edad avanzada: el desgaste del cartílago se acumula con el tiempo, por lo que la artrosis es más frecuente a partir de los 50 años.
- Sobrepeso u obesidad: el exceso de peso genera una carga adicional sobre las articulaciones, en especial las rodillas, caderas y columna.
- Antecedentes familiares: si hay casos de artrosis en la familia, puede existir una predisposición genética a desarrollarla.
- Lesiones articulares previas: traumatismos, fracturas o esguinces mal curados pueden afectar la salud de la articulación a largo plazo.
- Actividades repetitivas o de sobrecarga: trabajos físicos exigentes o deportes que fuerzan ciertas zonas del cuerpo pueden acelerar el desgaste articular.
- Enfermedades articulares previas: condiciones como la artritis reumatoide o deformidades congénitas también aumentan el riesgo de padecer artrosis.
Detectar estos factores a tiempo es clave para prevenir, o al menos retrasar, la aparición de esta enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Hábitos saludables para prevenir la artrosis
Adoptar ciertos hábitos en nuestra vida diaria puede marcar una gran diferencia a la hora de cuidar nuestras articulaciones y evitar el desgaste que provoca la artrosis. No se trata solo de tratar la enfermedad cuando aparece, sino de prevenirla con pequeñas acciones que, sumadas, fortalecen nuestro cuerpo y mantienen la movilidad por más tiempo.
Mantén un peso saludable
El sobrepeso aumenta la presión sobre las articulaciones, especialmente en las rodillas, caderas y columna. Controlar el peso mediante una alimentación equilibrada y ejercicio regular es una de las formas más efectivas para prevenir el desgaste articular.
Practica ejercicio físico de forma regular
El ejercicio moderado, como caminar, nadar o hacer yoga, fortalece los músculos que sostienen las articulaciones, mejora la movilidad y reduce la rigidez. Mantenerse activo ayuda a proteger las articulaciones y a conservar su funcionalidad a largo plazo.
Cuida tu alimentación
Una dieta rica en frutas, verduras y alimentos antiinflamatorios, como el pescado azul, frutos secos y aceite de oliva, aporta nutrientes esenciales para la salud de las articulaciones. Además, una buena alimentación ayuda a controlar el peso y a reducir la inflamación.
Evita el sedentarismo y mejora tu postura
Pasar muchas horas sentado o con malas posturas puede afectar negativamente las articulaciones. Intenta cambiar de posición frecuentemente, usa sillas ergonómicas y realiza pausas activas para cuidar tu columna y articulaciones.
Controla el estrés
El estrés crónico puede aumentar la inflamación en el cuerpo y empeorar los síntomas articulares. Practicar técnicas de relajación, meditación o ejercicios de respiración contribuye a mantener un equilibrio emocional y proteger la salud articular.
Las técnicas innovadoras de Traumatología Regenerativa con infiltraciones con ortobiologicos (Plasma con Factores de Crecimiento, Células Madre Mesenquimales y biomateriales) pueden retrasar el inicio de la artrosis (y, en algunos casos, hasta revertirla).
Hemos visto cómo prevenir la artrosis, una enfermedad degenerativa que afecta las articulaciones y puede limitar considerablemente la calidad de vida si no se controla a tiempo. Comprender qué es y los diferentes tipos que existen nos ayuda a identificar mejor los síntomas y buscar un diagnóstico temprano para frenar su avance.
Es fundamental tener en cuenta los factores que aumentan el riesgo de desarrollar artrosis, como la edad, el sobrepeso o lesiones previas. Sin embargo, no todo está predestinado, y con hábitos saludables podemos reducir considerablemente esa probabilidad y mejorar el bienestar general de nuestras articulaciones.
Adoptar una rutina que incluya una alimentación equilibrada, ejercicio moderado y evitar el sedentarismo se convierte en la mejor estrategia para prevenir la artrosis. Así, cuidamos nuestras articulaciones y fomentamos una vida activa y saludable a largo plazo, minimizando las molestias y limitaciones que ocasiona esta enfermedad.